Que las tierras nórdicas fueron la cuna de los vikingos entre los siglos VIII y XI parece que no es ningún enigma. ¿Pero es conocida la relación que tuvieron estos bravos guerreros con la tecnología más avanzada?
Durante estos tres siglos de era vikinga fueron varios los monarcas que dominaron Escandinavia, cada uno con su particular forma de gobernar a sus súbditos. Hoy quiero adentrarme en la vida de uno de ellos, un personaje visionario que unió tierras y creencias: el rey vikingo Harald Bluetooth.
Un nombre jugoso
Sólo vivió 50 años, del 936 al 986 d.C, pero su vida estuvo salpicada de grandes gestas. Harald Bluetooth nació en la localidad danesa de Jelling (a media hora de la ciudad en la que vivo), y fue el primer rey vikingo que heredó el trono al fallecer su padre, Gorm el Viejo, y su madre, Thyra Danebod. Hasta ese momento, cuando un monarca moría comenzaba una lucha de poder para ocupar su trono, pero Harald fue el primer sucesor designado por su padre. A los anales de la historia ha pasado con varios apodos: Harald Gormsson (hijo de Gorm), Harald Blatand o Harald Bluetooth. Y es que los juegos de palabras con su nombre tienen mucha miga. Al parecer, era muy alto pero no cumplía para nada con el prototipo de vikingo rubio y de piel clara, por eso le apodaban Blatand (Gran hombre oscuro). Y lo de Bluetooth tiene una doble explicación: por la traducción del sonido del danés al inglés (Diente azul), o porque dicen que tenía un diente mucho más oscuro que los demás.

Un potente legado
El caso es que Harald fue un monarca que marcó un punto de inflexión por tres motivos: en primer lugar, unificó las diferentes facciones y territorios daneses bajo su mandato. En segundo lugar, fue el primer rey danés en conquistar Noruega, lo que traería importantes consecuencias históricas. Y en último lugar, fue el mandatario que ayudó a que el cristianismo se asentase en Escandinavia. No impuso esta nueva religión, pero facilitó que conviviera con los diversos dioses de las creencias nórdicas. De hecho, Harald pidió que enterraran su cuerpo en una iglesia que mandó construir en Roskilde, una ciudad muy importante en la expansión vikinga en Dinamarca. Esta pequeña iglesia de madera serviría, dos siglos después, para edificar los cimientos de la catedral de Roskilde, Patrimonio de la UNESCO.

El certificado de nacimiento de Dinamarca
Seguramente Harald Bluetooth no fue consciente de la magnitud de otro de sus legados culturales. Y es que, para honrar la memoria de sus padres y dejar testimonio de su papel evangelizador, el rey mandó tallar en el año 965 una gran piedra de granito con runas, la escritura de los vikingos. La piedra tiene tres caras, una con el texto de las runas y las otras dos con motivos tallados. El texto dice: «El rey Harald ordenó estas piedras en memoria de Gorm, su padre, y de Thyra, su madre; fue Harald quien ganó para sí mismo toda Dinamarca y Noruega e hizo cristianos a los daneses».
A esta piedra se le considera el certificado de nacimiento cristiano de Dinamarca, porque una de las ilustraciones es la primera representación de Cristo de la que se tiene referencia en el país (durante siglos se creyó que el dibujo era del propio Harald, hasta que a principios del siglo XIX se descubrió que no). Más o menos el equivalente a la piedra Rosetta de los vikingos… Y es increíble el excepcional estado de conservación de las runas, más de mil años después de ser talladas. Esta piedra está situada en Jelling, la ciudad de origen de Harald, y ahí se ha construido un magnífico museo gratuito para explicar la era vikinga en Dinamarca.


Harald nos conecta a todos
La huella de Harald Bluetooth también ha pervivido de otra manera, sorprendentemente tecnológica. Fue su apellido el escogido para bautizar a una tecnología que une a personas, al igual que él hizo al unificar Dinamarca y Noruega.
En 1996 tres líderes tecnológicos, Intel, Ericsson y Nokia, quisieron colaborar para estandarizar un sistema que permitiera la comunicación inalámbrica entre los dispositivos digitales. El ingeniero representante de Intel en la operación, Jim Kardach, estaba leyendo una novela sobre la época vikinga, y le pareció muy buena idea llamar al sistema de la misma manera que el rey danés que unificó Escandinavia y sus creencias. Iba a ser un nombre temporal, pero terminó siendo elegido por descarte. Pero allí no terminó la herencia nórdica, ya que el logotipo de Bluetooth se diseñó con las runas de las iniciales del rey vikingo (H y B), y por eso tiene esa estética tan especial.
Un nombre vikingo que hace honor a un país muy avanzado tecnológicamente, como os contaba recientemente. ¿Curioso, verdad?

Curioso el Rey H.Bluetooth. Guapo no sería: moreno y con un diente azul, pero con una buena historia y muy bien contada.
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Jajaja! No tenía pinta de gigoló nórdico, no… Muchas gracias, Miguel Ángel!
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Michelle, cada día nos enseñas algo nuevo. Tu entrada me ha parecido muy interesante y asombrosa la influencia danesa actual en nuestro mundo tecnológico.
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Uauu, muchas gracias por tu comentario!
La verdad es que yo estoy aprendiendo muchísimo, y me encanta compartirlo a través del blog! Muchos besos
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Ole por la historiadora, que placer el leer todo lo que escribes. Keep it up \\\\\\\
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Si es que tendría que haber estudiado Historia en vez de Periodismo…o Derecho, verdad?jaja
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Por fin, un Vikingo estilo Wallace! Hahahaha
Veo que este rey más que liberar al pueblo oprimido, amplió sus horizontes y evangelizó a la plebe, muy heroico también 😋
Me encantan los vikingos, sigue ilustrándonos please 😊
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Lo que te gusta a ti un vikingo, picaruela!!
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Bueno, y lo del Bluetooth, me has dejado de piedra runa! 🤣🤣
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Jajaja!!
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¡GENIAL relato!
Gracias por tan amena lectura.
Un saludo.
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Me alegra que te haya gustado, muchas gracias!😁
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Muchas gracias a ti por compartirlo. 😉
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