Si planeas viajar a Copenhague y tienes varios días para hacerlo, en este post te propongo una excursión que complementa tu estancia. Mi sugerencia es que visites Dragør, una pequeña localidad ubicada a tan sólo doce kilómetros de la capital danesa. El mayor encanto reside en sus más de setenta edificios protegidos, centenarios y cuyas fachadas presentan el color mostaza tan característico de la arquitectura tradicional danesa. A diferencia de otras localidades pintorescas como Ebeltoft, Ribe o la capital de la isla de Ærø, con fachadas de colores, la práctica totalidad de los edificios antiguos de Dragør tienen esta tonalidad amarilla oscura tan peculiar. Además, algunas tienen el tejado cubierto de paja y hierba, un método aislante muy característico en las construcciones danesas más antiguas.



Dragør nació en el siglo XII como un importante puerto pesquero, perteneciente a la Liga Hanseática, y prosperó gracias a la pesca del arenque. En la actualidad la costa y el mar siguen muy presentes en su día a día, y el trasiego pesquero es evidente en su puerto. Y desde su orilla se puede apreciar muy bien el imponente puente de Øresund, que conecta Copenhague con la ciudad sueca de Malmø. De hecho, a Dragør se le conoce como la perla de Øresund, por ser una pequeña y apacible joya ubicada en el estrecho fronterizo entre los dos países. Nosotros visitamos la ciudad en un día muy lluvioso y nublado, y aún y todo la vista del puente entre la neblina fue algo digno de recordar.

En el siglo XVI el rey Christian II invitó a varias familias holandesas a que se asentaran en Dragør para enseñar y compartir sus técnicas agrícolas, más avanzadas que las danesas. Se instalaron en el pequeño barrio de Store Magleby y siglos después la huella holandesa sigue vigente, como en la arquitectura de la iglesia o en la profusión de flores.

Otro elemento histórico del que pueden presumir sus habitantes es que, durante la Segunda Guerra Mundial, Dragør fue uno de los principales puertos de escape para los judíos daneses. Como os contaba en este artículo, los dirigentes nazis que ocupaban Dinamarca decidieron que el 1 de octubre de 1943 los judíos serían deportados a los campos de concentración alemanes. Pero, ayudados por la resistencia danesa, más de 7.000 judíos pudieron escapar de la purga y viajaron escondidos en barcos hacia las costas suecas.

Pasear por las calles empedradas de Dragør, tomar un helado en cualquier época del año (los daneses adoran el helado y lo comen sin inmutarse aunque la temperatura sea gélida), contemplar las puertas de algunas de sus casas más antiguas, respirar la brisa marina y deambular por las tiendecitas de la localidad son motivos más que suficientes para visitar esta ciudad con mucho encanto.
¡Feliz fin de semana!


Yo
Como siempre, tus descripciones son fascinantes. ¡Qué interesante este pueblecito, y qué solidario el pueblo danés!
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Muchos judíos daneses pudieron librarse del genocidio, fue toda una lección de solidaridad, sí. ¡Muchas gracias por tu comentario!
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Me rechifla este pueblecito! es PRECIOSO…para mi dentro de los top-5 para visitar en Dinamarca sin duda 🙂
Gracias por el viaje mental de fin de semana, churriña xx
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Me alegra que te haya gustado, Carmen!! ¿Cuáles serían tus top 5 de Dinamarca? Como experta que eres seguro que das muy buenas sugerencias 😍
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Qué chulada! La historia de los fugitivos impresionante, y lo de los helados… pues cuestión de costumbres supongo. Aquí me como un helado a partir de los 25-30 grados!
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Oye, que te respondí a este comentario y veo que no está publicado 😅 yo como tú, nada de helados en invierno 🥶😘
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